Pocas relaciones son tan profundas como las que sostienen las hijas mujeres. Son compinches y se conocen con la mirada, pero también recelan unas de otras y se vuelven muy competitivas. El amor y el odio pueden sucederse con frecuencia y, a veces, darse al mismo tiempo.Ya lo sabrá Geraldine Neumann, la modelo simpática y espigada que, sin embargo es muchas veces eclipsada por su hermana Nicole, de formas perfectas, más audaz y transgresora.
Ambas tienen mucho carácter y están distanciadas. La menor tuvo un hijo y postergó por un tiempo su carrera; la mayor, en cambio, tiene un matrimonio fallido y acostumbra tomar las riendas de sus relaciones, incluso aunque lleguen al borde del escándalo.
También es complicado para la sensual y tímida Zaira Nara sobrellevar el desenfado y la popularidad de su hermana mayor Wanda, desprejuiciada y un poco insolente, tanto en las poses como en sus frases explícitas.
La morocha es modelo de Pancho Dotto y cultiva un estilo más bien sugerente, pese a sus conmovedoras medidas: 90-58-90. La rubia, en cambio, no tiene reparos en ganar fama por sus apariciones públicas y sus declaraciones explosivas, lanzadas casi como una broma al interlocutor de turno.
En el caso de Agustina, la mayor de las Attias, la situación es al revés. Su hermana Emilia la adora y, ya consagrada como una de las grandes revelaciones de la televisión y el teatro de revistas, trata de ayudarla a ascender en la carrera artística.
Por su parte, Marina Calabró, con un Master en Economía, y su hermana Ileana transitan carriles muy diferentes. Hijas del célebre cómico Juan Carlos Calabró, una eligió el camino más serio del periodismo de espectáculos y la otra escogió uno con más repercusión, el de la comedia y el canto.
Pero ambos roles se cruzan cuando la chica seria tiene que referirse a las performances de su hermana, que irradia histrionismo en cada movimiento y opaca incluso a los más agudos críticos.
En tanto, Juanita Viale del Carril y Valeria Gastaldi, hermanastras e hijas de Marcela Tinayre y Marcos Gastaldi respectivamente, saben bien lo que es convivir con la fama, ya que la familia lleva la impronta y el madrinazgo nada menos que de Mirtha Legrand.
No obstante ambas jóvenes son diametralmente opuestas. Mientras Juanita es dueña de un perfil muy alto, como lo demostró en papeles fuertes que interpretó en Mujeres Asesinas y Costumbres Argentinas, así como en su vida sentimental, Valeria se volcó a la canción y, luego de triunfar con Bandana, se abocó por completo a perfeccionar su talento más que a la exposición pública constante.
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