Amy Winehouse quiere rehacer su vida en su nueva casa a las afueras de Londres y en compañía de su marido Blake Fielder-Civil.
"Ahí no pueden acampar tan fácilmente los paparazzi y vigilar cada paso que dé. Creo que es, en muchos sentidos, un lugar más sano para vivir", dice la cantante de soul británica en una entrevista que publicará mañana la revista alemana Gala.
Pese a que su marido solicitó el divorcio tras el romance que tuvo la cantante durante sus recientes vacaciones en la caribeña isla de Santa Lucía, ella asegura que él es el amor de su vida.
"Vale, me lo he pasado bien con un tío guapo, pero eso sólo fue un romance de vacaciones. No quiero a ningún otro más que a Blake", asegura.
"No permitiré que se divorcie. Es la versión masculina de mi misma. Estamos hechos el uno para el otro", añade.
El padre de la ganadora de cinco Grammys, Mitch Winheouse, había manifestado recientemente su alegría por la separación de su hija, ya que culpó al marido de los problemas de drogadicción de la cantante.
Winheouse asegura en la entrevista a Gala que desde que estuvo de vacaciones no ha vuelto a tocar las drogas.
"No he vuelto a tocar la heroína o el crack desde que estuve en el Caribe. Estoy totalmente limpia", sostiene.
Fielder-Civil estuvo encarcelado durante un año por agredir al dueño de un pub londinense y haberle ofrecido dinero a cambio de retirar la acusación.
El ex-operador de vídeo interrumpió su reclusión para someterse a un programa de desintoxicación de drogas.
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