domingo, 23 de noviembre de 2008

Madonna y el cineasta Guy Ritchie se divorciaron

Madonna y el cineasta Guy Ritchie se divorciaron en una audiencia rápida en el Tribunal Superior en Londres. Los astros no se hicieron presentes. La crónica de un divorcio anunciado
La reina del pop norteamericana Madonna probablemente estaba aún durmiendo en la mañana del viernes en Filadelfia tras presentar a sus seguidores su show "Sticky & Sweet" la noche anterior, cuando un juez en Londres dio a conocer la sentencia que ponía fin a sus casi ocho años de matrimonio con Guy Ritchie.

El sobrio procedimiento, caratulado como "Ciccione M. L. vs. Ritchie G. S." en la High Court de Londres, contrastó con la boda de cuentos de hadas que la pareja celebró en el castillo Skibo de Escocia el 23 de diciembre de 2000.

Al contrario que en aquel día frío y nevado de invierno, no hubo fotos este viernes para las masas de fotógrafos que acudieron al tribunal a pesar de la decision de la famosa pareja de no presentarse, en el marco de su acuerdo de divorciarse "dignamente", tras un entendimiento privado sobre su patrimonio y sus tres hijos.

Para Ritchie, que ya es un cineasta de reputación internacional, su matrimonio con una de las mujeres más famosas del mundo trajo aún más fama, mientras que a Madonna el matrimonio le dio algo de tranquilidad a su tormentosa vida sentimental.

Pero aunque Madonna, que cumplió 50 en agosto, y el cineasta de 40 años decidieran no lavar la ropa sucia en público, hubo amplios indicios de que el matrimonio estaba acabado hace tiempo.

Madonna, con un patrimonio estimado en ₤300 millones (unos u$s450 millones) y una forma de vida cosmopolita forjada en su estilo de vida y su crianza, disfrutó en un principio de Londres y el estilo de "tweed y cardigan" que acompaña el hecho de tener una espléndida casa en el campo inglés.

Alguna vez dijo que Ritchie era "el hombre más encantador del universo" e incluso tomó posición a favor de la caza del faisán, lo que desató la indignación de grupos defensores de animales. Pero todo eso quedó en el pasado.

El amor por Ritchie, un director talentoso pero más bien modesto, que alguna vez admitió que intenta disimular su educación privada privilegiada poniendo un "acento de clase obrera", no duró.

Madonna, que se volvió cada vez más obsesiva con el entrenamiento físico y la mística enseñanza judía de la cábala, prohibía a sus hijos ver televisión y los hacía comer sólo comida macrobiótica, señalaron algunos medios.

Mientras desaparecía por largas horas en un espacio adyacente que había hecho construir en su lujosa casa de Mayfair, convertido en gimnasio, Ritchie se quejaba de que era dejado solo con los niños.

Los planes de Madonna de adoptar otro hijo, esta vez una niña de Malawi, como compañera de David Banda, de 3 años, fueron rechazados enérgicamente por Ritchie.

Por su parte, Madonna argumentó que su marido estaba "más interesado en ir al pub" que en hablar con ella. También lo acusó de ser "mezquino" con el dinero.

En los últimos seis meses de su matrimonio, la comunicación entre ambos se llevaba a cabo con abogados e intermediarios.

"¡Gracias a Dios!", dicen que dijo Ritchie cuando se le comunicó que el divorcio se iba a concretar.

"Nunca se trató de dinero", dijo el cineasta, quien tiene una fortuna considerable por su parte y está rodando actualmente una película sobre Sherlock Holmes.

Si las informaciones que indican que Ritchie no aceptó un centavo
de Madonna
son correctas, la pareja habrá roto con la tendencia de
divorcios multimillonarios de celebridades
.

De todas maneras, algunos medios informaron ayer que Ritchie rechazó un acuerdo de ₤20 millones de Madonna porque eso quizá hubiera significado aceptar que ella se llevara a los tres chicos a Nueva York.

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