jueves, 6 de septiembre de 2007

Susana Gimenez y Nito Artaza


La primera parte de la noticia es conocida: el mediodía del miércoles 29 de agosto, Nito Artaza decidió no renovarle el contrato a Moria Casán para la temporada de verano 2008, cansado de que Moria lo compare con empresarios de “baja calaña”, según comentaron. El ruido mediático fue inmediato, y lo que parecía terminar en un escándalo total (algunos llegaron a comentar que la Casán se bajaba de la obra esa misma noche, y no terminaría su vínculo con la revista Bailando por un voto), se convirtió en el capítulo final de una relación que venía desgastada. “Voy a terminar la temporada porque soy una dama de palabra. No me gustaron algunas desprolijidades, pero yo soy una profesional y me voy a quedar hasta noviembre. Después me tomaré un verano sabático”, dijo Moria.

Nombres, nada más. Con su principal vedette fuera del barco que se dirigirá a Mar del Plata en diciembre, Artaza comenzó a buscar variantes: se habló de Freddy Villarreal, Rocío Guirao Díaz, y la uruguaya Claudia Fernández, en primer término; después, de Antonio Gasalla y Luciana Salazar (los nombres más fuertes por estas horas). Sin embargo, el correntino tenía guardada una ficha. Y muy importante. Quizá la más fuerte que se pueda jugar en la Argentina. Sí, ¡Susana Giménez! Ni lerdo, ni perezoso, Nito se jugó todo y organizó una reunión con Gustavo Yankelevich, el productor de Su por estas horas. ¿Qué le ofreció? Un dineral. ¿Cuánto? Un millón de dólares.

¿Qué hago? La oferta tomó por sorpresa a la diva más diva de nuestro país. Y para terminar de sacarle jugo, el martes 4 de septiembre invitó al humorista a su living. “¿Qué vas a hacer en el verano?”, tiró, casi tímida, Susana. “Estoy negociando con alguien muuuyyy importante”, respondió Nito. Y Susana, que por ahora prefiere no hablar del tema, lo frenó con simpatía: “No se te ocurra decir el nombre”. Desde el momento de la charla frente a las cámaras –y hasta el cierre de esta edición–, Artaza y Susana no volvieron a hablar del tema. Ella pidió tiempo para darle una respuesta (“El cosquilleo del teatro es diferente a lo que se siente en la tele. Y quiero volver a sentirlo”, les dijo a sus íntimos). Lo cierto es que la oferta es tentadora, y la bolilla que tiró Nito puede llegar a caer en el número justo...


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